miércoles, 20 de julio de 2011

Tus palabras lascivas rompían en el espacio, tus labios y tu húmeda lengua recorrían mi oído, tu voz se perdía en el silencio, la última gota de luz se acabó.
Con la mirada baja  y agachada ante tu figura, levanté la cabeza y me perdí en tus ojos hipnotizaste s . Me miraste como un niño a un insecto ante de cortarle las alas. Una lágrima negra recorrió mi rostro y pasaste tu mano áspera sobre mi cara.
Me perdí en el  silencio de aquella habitación grisácea, con penetrante humo de cigarro y desgarrador y penetrarte aroma a locura. Mis ojos fijos miraban el techo.
En medio de aquella habitación las paredes se deformaban ante mí, los muros se deshacían como la cera de una vela,. Aquel lugar antes mágico se convertía en un plano inmenso, con papel tapiz a rallas blanco y negro donde caía lentamente al abismo.

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