• Una suave brisa acarició mi piel, la silueta de unas tijeras plateadas seducía mis ojos, las tomé con suavidad, lenta y sutilmente hacia mi cuello, un suspiro eterno rompió el tiempo y me sentí libre. Observé la sangre recorriendo mi cuello y manchando la alfombra… ya no tenía miedo era capaz de volar, era feliz……….
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